jueves, 6 de agosto de 2009

INCOGNITAS EN EL CAMINO...

A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

Salmo 73:25-26


La certeza de que Dios está con nosotros en las buenas y en las malas es un don del Espíritu Santo. Como la conseguimos?, una respuesta la podríamos citar de la carta de Pablo a los Hebreos, "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan"... sí, Dios se agrada en quienes lo buscan con pasión, en quienes pese a los golpes que pueda dar la vida se mantienen firmes y convencidos que nada nos puede separar de su amor, no hay tribulación que nos pueda separar del amor de Dios, alguien puede pensar que es fácil decir estas palabras si no se ha sufrido un embate fuerte de la vida, pero no es así, mas bien quienes lo han sufrido y han podido afirmarse en su fe son los que han podido salir airosos de esas "muy a menudo" incomprensibles luchas. Si no estoy afirmado en la roca que es Cristo estoy seguro que no estuviera de pie hoy, pues pese a todo, su diestra es la que me sostiene en cada momento de la vida, aun cuando yo no he sido fiel.
De manera que hoy puedes plantearte una pregunta, nada mas, una: ¿qué clase de persona soy cuando me abate la vida con sus pruebas y circunstancias como enfermedades, crisis financieras, muertes de seres queridos, peleas en casa, pérdida de trabajo, traiciones, etc?, por cierto no hay ser humano que este libre de este tipo de acontecimientos, pero el como respondamos en esos momentos críticos determina en buena parte que clase de cristianos somos, la esposa de Job cuando éste hubo perdido todo y fue afligido con una sarna en todo su cuerpo le tentó diciéndole que maldijera a su Dios y se muriera, sin embargo Job esperaba en Dios, respondió Job "como suele hablar una mujer fatua has dicho, que ¿recibiremos el bien de Dios y el mal no lo recibiremos?". La verdad es que habrán momentos en los cuales nuestra fe será probada en el crisol del fuego, en los que las circunstancias nos moverán el piso y nuestra respuesta en esos momentos determinará si estamos o no en el Señor, mas vale que estemos listos para que en el momento respondamos guiados por el Espíritu Santo, y que esa respuesta sea en FE, porque sin Fe es imposible agradar a Dios.

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